sábado, 6 de septiembre de 2014

Un regalo para Leonel Fernández Reyna

EL AUTOR es politólogo.  Reside en Santo Domingo.

Por BELARMINIO RAMIREZ MORILLO

¿Cómo es posible que Danilo Medina lograra en apenas cuatro meses después de asumir el poder alcanzar niveles de agrado por encima de su antecesor Leonel Fernández?
A partir de enero del 2013, cuando el periódico Hoy publicó el primer estudio de opinión pública, realizado por la firma Gallup, evaluando la gestión del nuevo gobierno, la interrogante anterior se convirtió en el eje conductor de las discusiones políticas en medios de comunicación, universidades, clubes, restaurantes, encuentros familiares y de toda índole, en una población con altos niveles de politización como es la dominicana.
En ese entonces, todavía no había estudiado el texto de Daniel Goleman titulad Focus –Desarrollar la atención para alcanzar la excelencia-. Ese importante libro fue publicado en el 2013 y su primera edición en español llegó a la República Dominicana a mediados del 2014.
Cuando en las aulas universitarias, en las entrevistas en radio y televisión, en las tertulias en librerías, bibliotecas y de amistades se me pedía que analizara el fenómeno de popularidad en que se había convertido Danilo y la caída que había tenido Leonel, expresé textualmente que el posicionamiento tenía mucho que ver con las formas de comunicación de ambos líderes.
Leonel un liderazgo sustentado en el conocimiento, un comunicador, maestro y pensador reflexivo, había logrado cautivar a las personas a través del habla empática. Por el contrario, Danilo, un liderazgo sustentado en la gerencia y control de los cuadros de dirección  partidaria, estaba cautivando a las personas recurriendo a la escucha empática. En todas las conversaciones dije que en estos tiempos, las personas quieren más ser escuchadas que escuchar. En el pasado, por el contrario, las personas se deleitaban más escuchando a sus líderes.
Esos fueron mis criterios para analizar el fenómeno de popularidad en que se había convertido Danilo, y de caída que había tenido Leonel. Dije también: “Que los dominicanos hacían los análisis comparando a un gobierno con el anterior y a un Presidente con el Presidente anterior. Por tanto, Leonel y Danilo no podían estar los dos en la cima de la popularidad. En la medida en que la población fuera mostrando mayor satisfacción con el estilo de gestión de Danilo, entonces esto se traduciría en una caída en la popularidad  y alteraría las percepciones de confianza y credibilidad en Leonel.
En la primera semana de septiembre del 2014, empecé a estudiar el texto de Goleman, y de inmediato me di cuenta que mi apreciación fue correcta. No se trata de que Leonel se volviera malo de la noche a la mañana, ni tampoco de que Danilo se convirtiera en el ave fénix.
Es que Leonel fue relevo de los caudillos ilustrados –dioses del habla empática- y Leonel pasó la prueba convirtiéndose en un discípulo aventajado y en el mejor orador de su generación. Leonel llegó en su momento histórico y se convirtió en el líder paradigma de su época; mientras que Danilo también llegó en su momento y a la velocidad de un rayo, se ha convertido en el líder modelo de su época.
Para traducirlo un poco mejor y para que mis lectores entiendan que detrás de mis reflexiones está el propósito de cuidar a Leonel y de valorar y reconocer la dimensión de su legado y su obra, siendo coherente con los estudios y publicaciones que he realizado en el pasado, me explico con mayor claridad.
Leonel fue el líder de la sociedad del conocimiento –de la llegada e instauración de la era digital-. Aunque en el “don del verbo”  es tan bueno como Balaguer, Bosch y Peña Gómez, Leonel llega al poder en 1996 con una visión clara del rumbo que le esperaba a la humanidad con la entrada de la era digital -sociedad dominada por  las modernas tecnologías de la información y el conocimiento-.
Desde el poder, Leonel expuso su visión y la puso en práctica en la medida en que las circunstancias se lo permitieron. Su visión fue tan certera y su liderazgo tan eficaz que en los 16 años transcurridos entre el 1996 y el 2012, él –Leonel- gobernó 12 años, y no siguió en el poder, porque la Constitución no le permitía postularse en el 2012.
Ahora Danilo es el líder de la sociedad del presente (de la sociedad producto de la era de Leonel). Danilo es el líder de la sociedad que Leonel contribuyó determinante en su formación.
Aunque Danilo nació el 10 de noviembre de 1951, dos años antes que Leonel, quien nació el 26 de diciembre de 1953, en términos de percepción y valoración de las gentes, el liderazgo de Danilo y su estilo de gestión es más joven y más para esta sociedad y para estos tiempos que el liderazgo y el estilo de gestión de Leonel.
Quiero que los lectores entiendan que Leonel como líder y estadista ya desarrolló su ciclo, y que Danilo está gobernando y liderando al pueblo dominicano en un ciclo posterior que en ciertas medidas es producto del ciclo de Leonel.
Los nacidos en el 1990 tenían 6 años de edad cuando Leonel llegó al poder en 1996, y ahora tienen 24 años de edad. Los que nacieron en 1990 hijos de clase media alta y clase alta ya no sólo son profesionales, sino que en un porcentaje importante, tienen realizados estudios de maestrías.
Todo parece indicar que Leonel y cercanos colaboradores, en su afán de retornar al poder, no están viendo en sus adentros los cambios producidos en la sociedad dominicana de los cuales él ha sido el principal protagonista, pero que de aquí en adelante, en términos de expresión de votos, se les hace difícil que sea su beneficiario.
Hasta ahora, la inmensa mayoría de los líderes dominicanos han tenido en común la conducta de que  les gustan que le digan lo que quieren escuchar. Y Leonel no escapa. De hecho, a quienes los líderes promueven y suben a la cima, son a los colaboradores que asumen ese comportamiento. En los entornos de los liderazgos, se forma como especie de un tribunal, que se dedica a monitorear las declaraciones y comportamientos de los allegados para sentenciar “quien es leal y quien no”.
Tanto en público como en privado he dicho, y ahora reitero, que Leonel y sus colaboradores después de su salida del poder han cometido una serie de errores estratégicos y de comportamientos que se han traducido en deterioro de la imagen del liderazgo.
Percibo que Leonel está a punto de cometer el error político mas grave de toda su carrera, y pienso que mi deber, aunque él no se sienta cómodo ni tampoco a ciertos colabores les guste, es hacerle la advertencia.
Al salir al ruedo de manera evidente a buscar una candidatura, Leonel está arriesgando mucho, está poniéndolo “todo” en juego en busca de nada.
Balaguer actuaba movido por el sentido histórico y la razón. Una y mil veces dijo que sus decisiones estaban movidas por las circunstancias. Sabía que su posible retorno al poder dependía del desempeño que tuvieran sus sucesores.
Entre 1978 y 1986 –interregno de tiempo en que Balaguer sale del poder y retorna-: ¿cambió Joaquín Balaguer su visión, su pensamiento y su forma de liderazgo, o por el contrario, cambió la sociedad?
Fue la sociedad la que cambió. Balaguer seguía siendo el mismo, aunque ahora ciego.
El retorno de Balaguer se debió a que una parte mayoritaria de la población se sintió frustrada por el desorden y anarquía en que los perredeístas habían sumergido al país, situación que aprovechó el caudillo reformista para retornar al poder en un certamen electoral reñido y con resultados aún todavía cuestionados.
Balaguer retornó porque el PRD fracasó. Resulta que el relevo de Leonel no ha fracasado. Por el contrario, Danilo y su gobierno tienen niveles de simpatías, popularidad, confianza, aprobación y agrado que Leonel y su gobierno nunca alcanzaron. Inclusive, ahora el PLD tiene un posicionamiento en simpatías que nunca en el pasado alcanzó.
Ahora Leonel tiene que demostrar si es realmente un líder sabio, consciente de su legado, dimensión y trascendencia histórica, o si por el contrario, es un instrumento de personas y grupos que bajo su amparo ascendieron social, económica y políticamente, y que quieren retornar al statu de los privilegios de que disfrutaron en el pasado, sin importar la suerte histórica que corra el liderazgo.
El hecho de que Danilo concite niveles de simpatías, confianza, aprobación y agrado por encima de los niveles que concitó Leonel; y el hecho de que Leonel concitara niveles de popularidad, confianza, aprobación y agrado por encima de los niveles que concitó Balaguer, no significa en términos de evaluación de gestión y de liderazgos que “Leonel sea mejor que Balaguer y que Danilo –que aun comienza- sea mejor que Leonel.”
Leonel hizo una gran gestión en parte favorecida por el buen clima y la estructura física y material que les dejó Balaguer. Eso contribuyó a que pudiera enrumbar al país hacia una nueva Era.
Danilo está haciendo una gran gestión en parte favorecido por el buen clima y la infraestructura física y material que les dejó Leonel. Esto le ha favorecido para que su visión de Estado Social, de  Economía Social de Mercados y transparencia en la gestión pública, sea certera.
Pienso que muchas personas en el PLD  en su afán por tener cuotas de poder, no están analizando, ni tampoco viendo el proceso histórico con objetividad. Los intereses personales y de grupo impiden que piensen en lo conveniente para el partido y el país.
Todos aquellos que sufren por el hecho de que el actual gobierno y el presidente Medina hayan concitado niveles de simpatías y agrados por encima Leonel y sus gobiernos, no están actuando movidos por la sabiduría, ni por la razón.
Todos aquellos que piensan que si Danilo está en la cima de la popularidad y triunfa, entonces Leonel pasa a ser un fracasado, no tienen conciencia mínima de la obra y el legado que ha construido Leonel en beneficio de la sociedad dominicana, ni tampoco de la dimensión histórica y estirpe de su liderazgo.
Dentro de todos los presidentes que ha tenido la República Dominicana, Leonel encaja en la galería de seis que por su obra y  legado, tienen una Era. Empero, Leonel debe tener muy en cuenta que los liderazgos pasan a la historia más por lo que hacen al final que por lo que construyen al principio.
Ahora Leonel tendrá que decidir si se acoge al privilegio que han tenido pocos liderazgos en América Latina de en vida entrar en la fase de la reproducción política, cosechando el honor de ayudar a sus discípulos y subalternos a ganar y gobernar bien, o si por el contrario, se comportará como uno más de aquellos liderazgos que han dañado su final, al actual regidos por el patrón psicológico y cultural de “ser ellos o que entre el mal”.
Tras su salida del poder, el 16 de agosto del 2012, Leonel debió dar señales claras de que no estaba interesado en su retorno y de que se dedicaría, por un lado, a la reingeniería y rediseño del PLD para fortalecer su institucionalidad y acercarlo más al partido ideal que demanda la sociedad; y por otro lado, a realizar una misión de pedagogía democrática, labor que muy pocos ex presidentes pueden hacer, y que él, en su calidad de un liderazgo sustentado en el conocimiento puede llevar a cabo con mucha facilidad, y de ese modo incidir en la construcción y formación estructural de los liderazgos del presente y el futuro.
Ahora mismo, no es fácil saber con precisión, entre Juan Bosch y Joaquín Balaguer, de cuál de los dos las personas hablan más y mejor. Resulta que mientras Balaguer gobernó por 22 años, Bosch apenas gobernó por siete meses. Sin embargo, son los dos liderazgos considerados rectores de la democracia dominicana.
Leonel si se cuida y se maneja correctamente de aquí en adelante, dentro de un par de décadas entrará en la historiografía, al igual que Joaquín Balaguer, como protagonista de una era, de un ciclo de desarrollo económico y fortalecimiento democrático del Estado.
La gran tarea, la gran misión, el gran reto que tiene Leonel por delante, siempre y cuando actúe movido por la inteligencia, la razón y la búsqueda de grandeza histórica –y pienso que un líder político que pronto cumplirá 62 años de edad, no debe tener otros motivos por los cuales luchar-, debe ser convertirse en modelo y referente para los liderazgos futuros, así como en motivo de orgullo y satisfacción para los dominicanos y dominicanas.
Para que el liderazgo de Leonel y su obra entren en la historia y la memoria colectiva del pueblo dominicano en la dimensión que merece, Leonel debe prestar especial atención al cuidado de su imagen y su reputación.
Hay dos cosas que Leonel no debe perder de vista.
Primera: Los líderes son recordados más por la forma como terminan que por la forma como comienzan.
Segunda: A lo largo de la historia quienes han dañado a los líderes no son sus enemigos, ni tampoco sus adversarios, sino sus allegados y cercanos colaboradores que traicionan la confianza y sufren de avaricia, el más peligroso cáncer que haya padecido la humanidad.
El hecho de poner a Leonel a competir con Reinaldo Pared Pérez, Francisco Javier García, Temistocles Montas, Radhamés Segura y otros aspirantes a la candidatura presidencial del PLD que saldrán próximamente, es poner a Leonel a perder de forma segura.
El sólo hecho de tomar un liderazgo de su dimensión y ponerlo a competir con sus discípulos y sus hijos políticos: es desmeritarlo, es reducirlo, es empequeñecerlo, es dañarlo.
Un líder que era el guía de todos, seguido, respetado y admirado por todos, ahora se está dejando utilizar para pasar de un terreno fértil a un terreno minado hasta en el propio Comité Político de la organización que preside.
En un proceso interno, si Leonel saca el 50 por ciento de los votos y todos los demás aspirantes juntos sacan el otro 50 por ciento, Leonel perdió ganando.
Un líder que siempre ganó las elecciones con dos dígitos porcentuales de los  votos nacionales por encima de la votación de su partido ¿Cómo exponerlo a esto? Es una pregunta que me formulado una mil veces.
A caso quienes se empeñan en lanzar a Leonel en busca de la  candidatura se han olvidado de que los demás aspirantes declarados son personas que andan cerca de los 60 años y otros que superan esa edad, que se trata de profesionales que tienen una carrera hecha en la política y en la Administración Pública.
Se trata de dirigentes que se han lanzado al ruedo en busca de convertirse en líderes, y por lo visto, no darán vuelta atrás, no declinarán en sus propósitos.
Observando las energías que fluyen en las actividades realizadas por los precandidatos, así como lo semántico de sus pronunciamientos, si Leonel decide buscar la candidatura, lo más lógico que puede suceder  es que al final todos se unan en su contra. Quizás, para quienes lo que buscan es la oportunidad de retornar a un puesto en el gobierno y ven en Leonel la oportunidad, el riesgo vale la pena.
¿Quién o quiénes pueden evitar que un par de semanas antes de las primarias los funcionarios del gobierno  se pongan de acuerdo para apoyar a un precandidato que no sea Leonel?
¿A caso ya se olvidaron de los resultados de los procesos internos para los Miembros del Comité Central y del Comité
Político?
Alguien puede imaginarse a “Leonel siendo derrotado en unas elecciones internas en el PLD”. Eso puede pasar. En el PLD hay muchas personas que aspiran, pero que la luz de Leonel impide que brillen. Si les ponen en bandeja de plata una oportunidad la aprovechan, y poco después escogen a otro presidente del PLD.
Espero que Leonel Fernández Reyna entienda el verdadero significado que tiene su liderazgo para la sociedad dominicana. Si Leonel quiere reducirse, empequeñecerse, dañar su legado, su obra, su imagen y su reputación, exponerse a ponerlo todo en juego a cambio de nada: “allá él”. Es un derecho ciudadano que le asiste.
Leonel no tiene nada que buscar en el 2016: “Si gana el proceso interno a sus compañeros, ha perdido” “Si gana las elecciones, también ha perdido, ya que por diversas razones no podrá hacer una gestión que supere a sus gestiones anteriores”.
Quiero dejar bien claro que no estoy sugiriendo que Leonel se retire de la política, ni tampoco que descarte la posibilidad de volver a ser Presidente de la República. Ninguna de las dos cosas, deben suceder.
Pudiera en el futuro producirse acontecimientos que estimulen a la población a que añoren los tiempos de Leonel y los electores clamen por su retorno. Todo es posible.
Pero ante el buen desempeño que tiene el gobierno y los altos niveles de confianza y credibilidad de que disfruta el presidente Danilo Medina, no se perciben vientos huracanados ni tampoco tempestades que puedan alterar el optimismo y la esperanza que reina en la población.
En todos los estudios de opinión pública realizados en el año que transcurre, la mayoría de la población, al  margen de filiación partidaria, califica el presente como mejor que el pasado y perciben que el futuro será mejor que el presente.
Es la primera vez en la República Dominicana y en pocos países de América Latina se ha dado el fenómeno de que un partido mientras ejerce su tercer periodo de gobierno de forma continua, logra incrementar su popularidad. Esto se puede prestar a que muchos se equivoquen y piensen que las elecciones del 2016 son “pan comido” a favor del PLD y que con cualquiera se gana.
El gran reto y compromiso que tiene el PLD para con la democracia y el desarrollo de la Nación, es garantizar que ese clima social se mantenga y que con el devenir del tiempo, se ponga más fértil.
La candidatura presidencial del PLD para el 2016 debe recaer en un liderazgo que pueda ser presentado como la continuidad de la presente gestión, y que al mismo tiempo represente oportunidad y esperanzas.
Leonel no puede ser mercadeado como la continuidad de la obra de Danilo. Eso no es posible. Tampoco es viable promover un retorno a lo anterior, cuando el presente esta mejor valorado por la población. Es algo improcedente.
Aunque haga docenas de actividades rodeados de jóvenes, el  liderazgo de Leonel ya tiene un compromiso con una generación y con unas estructuras de las cuales no podrá distanciarse. Las personas los perciben a ellos como parte de él, y no llegan a visualizarlo a él sin estar rodeado de ellos. Es algo con lo que les tocará cargar. Esperamos en Dios que estas gentes entiendan que los líderes cosechan tanto las cosas buenas como las cosas malas que hacen sus colaboradores.
Si Leonel les saca los pies a sus viejos colaboradores pensando que con esa estrategia se posicionará como el nuevo amo de la juventud y las mentes racionales de los profesionales de la clase media, se está equivocando, y se puede quedar sin unos y sin los otros.

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